 La falta de personal en el parque comarcal de O Porriño obliga a realizar turnos de solo tres efectivos
Hasta donde alcanza la vista. Desde el parque comarcal de O Porriño y en todas las direcciones, el reinado de los bomberos no tiene límite. Cientos de casas y empresas bajo su supervisión, diez ayuntamientos. Un basto reino con solo tres protectores, que se reparten los casi 600 kilómetros cuadrados de superficie que abarca su área de influencia. Cada turno es un reto y un riesgo.
Enfrentarse a un incendio como el de este lunes en la nave industrial de reciclado de plástico de Mos es una forma de enfrentarse con los límites. En este caso, uno de los bomberos se vio afectado por un golpe de calor que obligó a su hospitalización.
Se hubieran quedado solo con dos personas de no ser porque el sargento acudió como retén para reforzar el turno. A él se sumaron efectivos de Vigo, del departamento de extinción forestal de la Xunta y de Protección Civil.
«Foi unha intervención moi dura e se facemos reforzos é pola nosa ética persoal, por axudar aos compañeiros. É cuestión de tempo que suceda unha desgraza e logo a culpa será nosa», explica el representante sindical.
Las alternativas son nulas. El consorcio que gestiona el servicio, formado por los concellos afectados, la Diputación y la Xunta, juega con un presupuesto limitado que depende de los fondos de los organismos autonómicos y provinciales. La empresa adjudicataria responsable se escuda en su cumplimiento del acuerdo, que le obligaba a tener tres efectivos de forma permanente. Por eso en el parque solo existen 17 bomberos contratados, que realizan turnos de 24 horas continuadas.
Colaboración
Los cálculos se complican cuando a la escasez de personal hay que añadir alguna baja por enfermedad y unas vacaciones. Entonces cuadrar los efectivos es todo un reto que requiere paciencia. «Ata hai pouco facíamos máis horas das que marca o estatuto», recuerdan desde el parque comarcal, donde aseguran que el problema se extiende a los que son gestionados por empresas externas.
Por si los diez ayuntamientos que cubren, en las comarcas de A Louriña, O Condado y O Baixo Miño, no fueran suficientes, cuentan con el trabajo extra de los grandes fuegos con los que colaboran. En el listado de incidencias figura en letras grandes el caso de O Gorxal, en el que fue necesario movilizar a personal de varios concellos del área de influencia viguesa.
Recorrer la distancia que separa todos estos concellos, especialmente para llegar a algunos como Tui, se puede convertir en una eternidad cuando el caso es urgente.
Es entonces cuando los impacientes vecinos y afectados no dudan en criticar el servicio y cargar contra los trabajadores, que no pueden solucionar el problema de la distancia de otro modo. Entre otras limitaciones a las que se enfrentan, está también el tema del transporte. Pese a que disponen de tres vehículos de extinción, en cada intervención solo pueden llevar dos, ya que uno de los trabajadores debe comunicarse con emergencias y no puede conducir al mismo tiempo.
Aunque para sus compañeros policías está permitido, ellos no son considerados agentes de autoridad, por lo que esta infracción al volante no es aceptada. «Nós case non temos ningún dereito, porque estamos só como traballadores da empresa concesionaria e non contamos», recuerdan desde la representación sindical del servicio de emergencias. |
