La Dirección General de Tráfico y el Ministerio de Fomento mantienen su peligrosidad por el número de accidentes.
La autovía Vigo-Porriño no tiene solución y se mantendrá de forma indefinida como ‘punto negro’ o tramo de concentración de accidentes (TCA) como ahora se denominan por Fomento y Tráfico. Así de claro lo tienen el subdelegado Delfín Fernández y la jefa provincial de la DGT, Victoria Gómez Dobarro. Delfín Fernández indicó que la única solución pasa por la construcción de la nueva autovía entre Vigo y Porriño por extensión de la A-52 hasta el centro de la ciudad, quedando la Vigo-Porriño, A-55, para tráficos internos. El subdelegado señaló que en el tramo entre Sanguiñeda y Puxeiros hay un total de cinco puntos negros, los mismos que hace años pese al incremento de las medidas de vigilancia en la velocidad y el peraltaje de las curvas más complejas. El resultado es una caída del número de víctimas mortales, una el pasado año, pero continúa siendo muy alta la cifra de accidentes. Un punto negro se define tradicionalmente por la DGT como un tramo de la carretera de 100 meros en el que el número de siniestros registrados en un año es de tres o más, lo que cumple sobradamente la autovía. El criterio de Fomento, que ahora sume la DGT, es el TCA: en un kilómetro el número de accidentes tiene que ser significativamente mayor que la media de otros tramos de características similares en cinco años, lo que también se cumple entre Vigo y Porriño. Una cierta decepción, ya que con la mejoría de los datos se esperaba la retirada del ‘punto negro’ continuado en la autovía. El subdelegado del Gobierno considera que no hay otra opción que la construcción de la carretera alternativa, un plan que el Ministerio de Fomento maneja desde hace al menos siete años pero que apenas ha avanzado algo en los planos, sin consignación presupuestaria.
ALCOHOLEMIA
Por su parte, la jefa provincial de Tráfico, Victoria Gómez Dobarro situó ‘entre lo más preocupante’ el aumento de un 1,78 por ciento de alcoholemias positivas sobre todo teniendo en cuenta que ‘el alcohol está detrás de entre el 30 y el 50 por ciento de accidentes mortales’. Las pruebas de alcoholemia no han hecho sino incrementarse a lo largo de los últimos diez años, pasadno de 61.043 en 2000 a un total de 297.647 en 2009. Pese a ello, se ha reducido notablemente el porcentaje de conductores con positivos: en 2000 fueron el 5,27 por ciento del total, pese a que la muestra realizada era muy inferior. Desde entonces, una constante reducción, frustrada el pasado año, aunque apenas por décimas. Los controles de la Guardia Civil también han detectado un incremento del número de conductores que no usa el cinturón de seguridad. De los tripulantes de coche fallecidos en accidente de tráfico de 2009, el 34 por ciento no hacía uso del cinturón de seguridad. Mientras que el uso del casco se ha generalizado por parte de los motoristas, la Guardia Civil aprecia un notable incremento, superior al 15 por ciento, del uso del móvil mientras se conduce, siendo ésta una de las principales causas de retirada de puntos del carné. |