 Si por algo se caracteriza la delegada del Estado en la Zona Franca es por poner todo su empeño en hacer de Vigo un polo de inversión y en facilitar las cosas a los empresarios
Lo que más le llamó la atención al llegar a Vigo hace apenas dos años fue sin duda la actividad de sus gentes, el hecho de no encontrarse ante la típica ciudad de provincias, tranquila, sin más. Fue después, al caminar, cuando descubrió sus rincones y, por supuesto, la ría, un auténtico escaparate y la carta de presentación.
«Bouzas me encanta y en concreto este rincón evoca sus raíces. Cuando llegué en julio eran las fiestas y me recordaban a las de Asturias, a las villas marineras; ha sabido conciliar la tradición con la modernidad, las artes tradicionales marineras con los tráficos de Citroën».
A Teresa Pisano le ha faltado tiempo para empaparse de la historia de Vigo y de la antigua villa marinera. Reconoce la aportación de sus gentes hasta el punto de acarrear los materiales para la construcción de la iglesia. Sabe de sobra de su tradición no solo pesquera e industrial, sino también exportadora, como demuestran los cientos de huevos de gallina que salían de Bouzas en 1.815, mientras se importaban otros productos como las telas.
Todas las alabanzas le parecen pocas cuando habla de la antigua villa: «Es uno de los lugares más bonitos que tiene Vigo; tanto yo como el resto del consorcio de la Zona Franca nos sentimos totalmente de Bouzas».
Esfuerzo
Si algo ha acompañado siempre a la delegada de la Zona Franca de Vigo es el tesón en el trabajo. «Me han enseñado a luchar y a trabajar para obtener las cosas a través del esfuerzo». Una máxima que ha aplicado a lo largo de su carrera profesional en los distintos puestos directivos y de gestión y que nunca le ha fallado. La decisión más difícil la tuvo que tomar para levantar su casa de Oviedo y trasladarse a Extremadura.
«Costó trabajo, pero al final decidí abrir caminos y afrontar nuevos retos profesionales». El apoyo de su familia ha sido siempre decisivo.
Satisfacciones no le han faltado, como cuando destapó un fraude carrusel en el sector de la informática en Extremadura por valor de 45 millones de euros. Y es que a esta inspectora de Hacienda no se le escapa una, está más que acostumbrada a tratar con dinero. «Siempre he tenido un sentimiento de mucha responsabilidad cuando recaudaba porque entendía que iba destinado a proyectos y a la sociedad del bienestar y por respeto hacia los contribuyentes».
Otra cualidad de Teresa Pisano es la carga de ilusión que pone en los proyectos. «Tengo mucho empuje para sacarlos adelante, impulsarlos y plasmarlos tal como se conciben y con el rigor necesario. En esta vida cualquier cosa bien hecha cuesta mucho y eso se lo digo a mis hijos».
Ahora todos sus esfuerzos se centran en sacar el máximo partido de la Zona Franca, un trabajo a simple vista más ingrato que el embellecimiento de calles, pero mucho más productivo para la economía de Vigo. Su actividad, centrada en aportar las mimbres para que las empresas se desarrollen y generen empleo, es desconocida a los ciudadanos.
Si no se prodiga mucho es porque no tiene tiempo, ni ella ni su equipo, al que califica de estupendo. «Tenemos muchos proyectos y estamos muy empeñados en ellos; el consorcio hierve a todas las horas y centramos los esfuerzos en nuestra actividad; nos ilusionamos con la generación de suelo industrial y estamos enamorados de los parques empresariales».
Para Pisano, Vigo tiene que ser un polo de atracción para la inversión. En ello pone su empeño. |
