Los empresarios de los polígonos reconocen un estancamiento en la demanda porque muchas firmas han paralizado sus proyectos
La maleza vuelve a inundar una de las parcelas que todavía no están edificadas en la tercera fase del próspero polígono industrial de Río do Pozo, en Narón. Hasta hace poco, las naves y las empresas se multiplicaban como la espuma en este parque de Ferrolterra promovido por la Entidad Pública Empresarial de Suelo, dependiente del Ministerio de Vivienda, que ya ha concluido también su cuarta y última fase. Pero, aunque hay empresas levantando naves, el revés económico también le ha tocado, ralentizando el desarrollo y la puesta en funcionamiento de nuevas empresas. No es al único caso en el desarrollo del suelo industrial de Galicia.
El presidente de la Federación Galega de Parques Empresariais (Fegape), Luis Fernández Ruenes, advierte de que la crisis «ha modificado los planes de expansión de muchas firmas de la comunidad que hace solo algo más de un año trataban de buscar suelo industrial en polígonos de fuera por falta de espacio aquí». La realidad, puntualiza, es que en líneas generales la urgencia de suelo de las empresas «está estancada». Los datos que maneja la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestruturas muestran cómo un 16% de la superficie lucrativa total de los parques terminados que son responsabilidad del Instituto Galego de Vivenda e Solo (IGVS), Xestur y el SEA aún está disponible para que se puedan hacer con ella los promotores. A ello hay que añadir la existente en las áreas del Ministerio de Vivienda, como, por ejemplo, el parque de Curtis, donde todavía están disponibles 299.000 metros cuadrados útiles.
Fenómeno generalizado
Pero en los últimos meses también se ha multiplicado el número de naves en alquiler. Ello ha empujado a la baja los precios de las rentas, tal y como apuntan desde el Colegio de Agentes de la Propiedad y desde empresas especializadas en la gestión inmobiliaria empresarial como Ingestín. El resultado es una congelación de rentas o bajadas en las tarifas de arrendamiento que llegan hasta el 25%. El metro cuadrado en alquiler ha llegado hasta los 2,8 euros en polígonos periféricos. Uno de esos ejemplos es el del Espíritu Santo, localizados en en la comarca de A Coruña. Algunos promotores aseguran que el precio por metro cuadrado es hoy el más bajo de los últimos diez años.
Aquella parcela vacía o la paralización en la construcción de unas naves desde hace semanas en Narón es una muestra de algo que se repite por el resto del territorio gallego. Numerosos proyectos han tenido que ser aparcados por falta de apoyo o porque el nuevo contexto ya no les es favorable. Aunque es algo homogéneo, ocurre principalmente en polígonos que ofrecen peor servicio o están alejados de las comarcas coruñesa y viguesa, que son los dos polos de desarrollo de la comunidad autónoma. Porque, ahí, en esa finca donde actualmente crece la maleza, «ían montar unha compañía de reciclaxe, pero parece que a matriz entrou en concurso de acreedores e pararon o proxecto», apunta un empresario que está justo enfrente.
Lento avance
Con todo, el de Narón es uno de los que continúan avanzando, aunque a menor ritmo que antes. Desde Ingestín comentan que «hay polígonos que por su lejanía a las ciudades o porque no han crecido al carecer de superficie suficiente, están quedándose vacíos». El de Guitiriz es un ejemplo. Otros podrían experimentar bajas empresariales, como el de Xinzo, en Ourense, donde podría desaparecer la Vidriera, por el concurso que, según informa Fina Ulloa, presentó la dirección. Y hay otros que aguardan por su desarrollo desde hace años, como de Leixa, en Ferrol, previsto desde hace ya siete años y que espera por su primera piedra tras varios imprevistos. |