El parque de Balsa es clave para iniciar el traslado de factorías y el sector de la automoción
La construcción del polígono empresarial de Balsa, entre Matamá y Valladares, exigirá unos diez años entre trámites, expropiaciones y obras hasta la apertura de las primeras empresas del parque que promueve el Consorcio de la Zona Franca, que el pasado año inició un proceso que se antoja muy largo. Esta es la estimación con la que se trabaja ahora mismo, vista la experiencia de otros polígonos similares, como el Tecnológico o el Puerto Seco. El polígono es clave para Vigo ya que en su superficie (algo más de un millón de metros cuadrados) se prevé la instalación de la Ciudad del Frío (un parque donde se trasladarían las conserveras de Tomás Alonso y los frigoríficos de Beiramar) y habría espacio para industrias de la automoción, así como un área para dotaciones municipales (parque de Bomberos). Todos estos proyectos tendrán que esperar hasta la segunda mitad de la próxima déada, lo que lastra las opciones urbanísticas y de empleo de la ciudad. Los presupuestos del consorcio han destinado 14 millones de euros en 2009 para esta actuación donde, además, se prevé que se pueden llegar a generar cinco mil puestos de trabajo. El presupuesto total alcanzará los 76,5 millones. El pasado mes de noviembre, Zona Franca inició el proceso de identificación de fincas en Balsa para lo cual técnicos de la empresa de topografía Nortagro tratan de ponerse en contacto con todos los propietarios de las parcelas incluidas en el ámbito de las ciento diez hectáreas de las que se compondrá este parque empresarial. La tarea es muy compleja porque afecta a unas 2.500 fincas, además de montes de mano común. Según indicaron a este diario fuentes de Zona Franca, ya se han podido identificar 475, que suponen una superficie total del 65 al 70% del futuro polígono. Queda el resto, de muy difícil localización, y además, los montes comunales de Matamá y Coemsaña, que se expropiarán.
Un larguísimo proceso
La compañía de topografía contratada por Zona Franca prevé finalizar esta primera fase de identificación y el Plan Parcial en mayo, aunque no será tan sencillo: en paralelo es necesario contar con informes de Medio Ambiente. Por tanto, el consorcio espera tener controlados los terrenos este año y a partir de ahí comenzar con lo verdaderamente complejo: la expropiación, que no dependerá de Zona Franca. Sólo una decisión del Concello, que sí tiene capacidad jurídica para esta acción, podría agilizar la adquisición de las fincas, que en todo caso se irá a dos años más. Y a partir de ahí, ya en 2012, se iniciaría la tramitación final administrativa (otro año), la adjudicación del movimiento de tierras y la urbanización, para disponer de una ordenación del polígono a partir de 2015. Por tanto, las primeras empresas podrían instalarse desde 2016 y estar operativas en 2018. Un proceso tan lento como en el Parque Tecnológico o el Puerto Seco. Claro que incluso podría retrasarse todo mucho más en el nada improbable caso de que no sea posible identificar las fincas, por lo que sus propietarios pasarían a figurar en el expediente de expropiación como desconocidos y su justiprecio tendría que ser depositado en la Caja del Ministerio de Hacienda. |